Escrito por: Perla Velasco
a) Los hechos:
El pasado 18 de marzo ocurrió un tiroteo en mezquitas de Christchurch, Nueva Zelanda, que fue calificado como un “ataque terrorista” por la primera ministra Jacinda Ardern. Al menos 50 personas perdieron la vida y otras 50 resultaron heridas.
“This is one of New Zealand’s darkest days,” she said earlier. “Many of those affected may be migrants, maybe refugees... They are us... The perpetrator is not.” Jacinda Ardern (Vox, 2019)
El hombre que realizó el ataque, de 28 años, realizó una seña de “White power” en su primera aparición frente a la corte en sábado. También detuvieron a otras dos personas por su posible involucramiento.
El ataque lo realizó en la mezquita Al Noor y en Lynwood, donde murieron 42 personas. Además, lo transmitió por redes sociales.
El atacante escribió un manifiesto, que publicó en redes sociales antes de la masacre, en el cual exponía sus ideologías de ultraderecha, supremacistas y nacionalistas que tenían como objeto de ataque a musulmanes e inmigrantes. En el manifiesto alababa a Dylan Roof, autor de la masacre en la iglesia negra en Charlestone en Carolina del Sur del 2015 así como a Anders Breivik, quien mató a decenas de personas en un campamento de verano para un partido de izquierda de Noruega.
b) Jacinda Ardern: la importancia de llamar las cosas por su nombre.
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, lideró con compasión después del ataque en Christchurch. La reacción de Ardern es algo a lo que el mundo, después de diferentes ataques terroristas de odio alrededor del mundo, no había visto antes. Se suele comprender que la raíz de estos crímenes son un sentimiento de xenofobia y racismo respecto a los diferentes flujos migratorios de las últimas décadas, así como al surgimiento de una extrema derecha populista e intolerante.
La semana siguiente a la tragedia ocurrida en Nueva Zelanda, el país reaccionó de una manera que no lo había hecho otro ante este tipo de ataques. En gran parte es resultado de la sorpresa al haberse sentido como un país tolerante y resultó de cierta forma un alivio para los neozelandeses el saber que el atacante hubiera crecido en realidad en Australia. Del mismo modo, Ardern ha considerado que el país fue un objetivo precisamente debido a su tolerancia e inclusividad.
Se ha visto cómo repetidas veces los medios de comunicación y líderes han tomado acciones que pueden ser más consideradas como una falta de respeto a las víctimas: se ha victimizado a los atacantes, se les ha defendido, se ha pretendido cuidar su seguridad más que la de las víctimas, se ha manchado la imagen de las víctimas… revelando también un lado oscuro dentro de instituciones que perpetran en la sociedad a nivel social y político.
Recordemos casos como la masacre en Charleston, a la cual el asesino de Christchurch se refirió en el manifiesto que publicó en internet. A algunas personas les llamó la atención la forma en que el atacante fue escoltado: con chaleco antibalas y sin esposas, después de haber perpetrado un crimen de odio contra personas negras. En un país en el que las personas negras tienen 3 veces más probabilidades a ser asesinadas por la misma policía, y los asesinatos son controversiales por la inocencia de sus víctimas.
Una de las primeras acciones más reconocidas de Jacinda Arden respecto al acto terrorista fue el rehusarse a siquiera mencionar el nombre del atacante y haberlo reconocido como terrorista.
"He is a terrorist, he is a criminal, he is an extremist, but he will, when I speak, be nameless, and to others I implore you: Speak the names of those who were lost rather than the name of the man who took them. He may have sought notoriety but we in New Zealand will give him nothing not even his name." Jacinda Arden.
Uno de los principales líderes musulmanes en Nueva Zelanda expresó un mensaje de agradecimiento a la primera ministra y a la población de Nueva Zelanda por el gran apoyo que brindaron a la comunidad musulmana ante esta tragedia. Imam Gamal Fouda expresó que la reacción y el apoyo los hizo convertirse en un gran ejemplo frente al odio, y dijo también que las acciones de la primera ministra, Jacinda Arden, eran una lección para los líderes del mundo.
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