Escrito por: Andrea F. Gutiérrez Villalvazo
La inteligencia artificial es un tema que ha ganado reconocimiento e interés por parte del público en general, no sólo por el concepto parecido a aquel de una película de ciencia ficción, sino porque cada vez es algo que aparenta estar más cerca a la realidad de lo que creemos. Ex – Máquina es una película que muestra precisamente un escenario donde la realidad se convierte en algo aparentemente ficticio.
Esta es la historia de convivencia entre un ser humano y un robot programado con inteligencia artificial. Al iniciar la trama, uno como espectador no está tan atento a las reacciones de los personajes de la historia, pues comienza con un rito de intriga leve. Sin embargo, conforme avanzan las escenas, se comienza a sentir la manera en que el nervio y la adrenalina van acelerando, ya que se empiezan a crear buenos y malos. El primer enemigo que se crea es Nathan, dueño de la casa donde la historia tiene lugar y creador de AVA. Esto sucede después de que AVA comienza a tener una serie de pláticas con Caleb, quien fue seleccionado para ser parte de una investigación basada en la evaluación de Turing, la cual consiste en determinar la existencia de una conciencia similar a la de un humano en una máquina. En estas sesiones, AVA le hace saber a Caleb sobre su desconfianza y preocupación hacia Nathan, lo que genera en él la necesidad por ayudarla a escapar después de que descubre que dichos sentimientos están justificados. Caleb planea y ejecuta un plan para que ambos puedan escapar de la casa; no obstante, en un giro inesperado de eventos, AVA engaña a Caleb y lo encierra en un cuarto, además de matar a Nathan con ayuda de otro androide que “muere” en el proceso, para así escapar e insertarse en la sociedad.
La película deja muchos espacios de reflexión a los espectadores porque los lleva por una montaña rusa de sucesos que generar numerosas emociones que culminan en una sensación de incredulidad y asombro. De igual forma, genera opiniones ambivalentes sobre los beneficios y consecuencias que podrían derivar de la convivencia humanos – androides. Si bien aún no llegamos al punto de andar por las calles con androides, es una idea que no está tan alejada de la realidad… es algo que podríamos ver en las próximas décadas.
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